Invicta
Mujeres en primera línea
Horas antes de entrar a trabajar en su puesto de encargada en un establecimiento BM, Mónica nos regaló una divertida sesión de fotos mientras la observaban clientes, vecinos y curiosos. María nos abrió las puertas de su casa para que fuéramos testigos de cómo, desde el inicio del confinamiento, hace malabares para atender a sus dos hijos, al mismo tiempo que teletrabaja y se encarga también de la casa. Thais vino a la cita sin dormir y nos atendió generosamente nada más terminar su turno de noche como médica de urgencias en el Hospital Universitario de San Sebastián. Desde los almacenes del Banco de Alimentos de Cantabria, María nos enseñó la importancia de la solidaridad en tiempos de pandemia.
LOS ÁNGELES VISTEN DE BLANCO
Thais Martín.
Excepcionalidad. “Ha sido una situación difícil para todos. Nunca habíamos vivido nada igual. Hemos tenido que organizarnos y adaptarnos día a día a las diferentes formas de trabajar, a la evolución de la enfermedad y al número de casos. Al principio pasamos mucha incertidumbre, porque no sabíamos a qué nos enfrentábamos y teníamos mucha responsabilidad. Poco a poco fuimos familiarizándonos con las protecciones EPIS, con los nuevos protocolos y con la dinámica de funcionamiento. Cada día conseguimos sensación de más control”.
Compañerismo. “Desde el primer día hemos querido ser útiles y poder ayudar y, al mismo tiempo, hemos sufrido mucho estrés por el desconocimiento de la situación. Gracias a una adecuada organización, hemos trabajado con confianza, intentando sacar lo mejor de cada uno y con mucho compañerismo, que ha sido clave para apoyarnos entre nosotros y motivarnos. Han sido días de mucho trabajo y emoción, pero hemos estado unidos para lograr un mismo objetivo”.
Familia. “Mi familia y las personas de mi entorno han estado preocupadas por mí porque estaba en primera línea, pero también han comprendido la necesidad y el trabajo que desempeñamos. No he podido visitar a mis seres queridos en muchas semanas y esto me ha afectado. Les echaba mucho en falta y me preocupaba saber cómo estaban. Esto, la gravedad de muchos pacientes y que no pudieran estar con sus familiares ha sido lo peor”.
Aplausos. “Los primeros días fueron muy emotivos al ver a todo el mundo unido desde sus balcones agradeciendo nuestra labor y cada día animándonos a continuar”.
Lo positivo. “La solidaridad de la sociedad durante la crisis. El reconocimiento del sector sanitario y la ciencia. El compañerismo y aprender a valorar pequeñas cosas que dábamos por hechas y que en este período hemos echado en falta y que queremos recuperar”.
Foto: Thais Martín, Médica de Urgencias Hospitalarias en Hospital Universitario Donostia- San Sebastián
NINGÚN HOGAR SIN ALIMENTOS.
María Calvo Mijares
Colaboración. “BM Supermercados tiene una relación muy estrecha con nuestra asociación. Gracias a sus campañas de recogida repartimos alimentos a las familias de la zona durante todo el año”.
Crisis. “Han sido unos meses muy difíciles. El trabajo se ha multiplicado por cinco, ya que ha cambiado la situación de muchas familias: personas en ERTE, gente que vivía al día o familias cuyo único ingreso provenía de la economía sumergida. Esto, unido a la crisis sanitaria, hizo que ideáramos estrategias inimaginables para que ningún hogar se quedará sin alimentos. Nos coordinamos con los servicios sociales de los ayuntamientos y con las asociaciones que colaboran con nosotros para organizar los repartos por zonas y a domicilio, y así evitar que las familias acudiesen directamente a por los lotes de alimentos”.
Desesperación. “Lo peor, sin duda, han sido las llamadas telefónicas de familias que necesitaban ayuda. Era gente desesperada. Las primeras semanas fueron horribles porque era imposible no ponerte en el lugar de ellos y ver el calvario que estaban pasando. Gracias a la coordinación y a la colaboración de muchas entidades, se fue canalizando toda la ayuda y se aligeraron las entregas de alimentos. Pasamos de entregar alimentos a 10 familias diarias a entregar a entre 50-60 familias todos los días”.
Solidaridad. “Creo que pocas cosas se pueden sacar positivas de esta crisis sanitaria y económica, pero sí me gustaría destacar la solidaridad de muchas entidades y personas que han acudido a nosotros para colaborar sin pedir nada a cambio, solo con el fin de ayudar. Y, por supuesto, quiero distinguir la labor de los voluntarios. Sin ellos es imposible llevar a cabo nuestro objetivo: “pedir para dar”. Estar ante una situación tan crítica en primera línea, exponiéndose ellos y a sus familias. Es de aplaudir”.
Foto: María Calvo. Banco de Alimentos de Cantabria
¿QUÉ PASÓ CON EL PAPEL HIGIÉNICO?
Mónica San Luis
Papel higiénico. “Tras el acopio de alimentos, vino lo del papel higiénico. ¡Aún no me explico! Luego se agotaron el desinfectante y la lejía. También el hidrogel, el alcohol y los termómetros. Y cuando a la gente le dio por la repostería durante el confinamiento, se acabaron la harina y la levadura. ¡Hicimos picos de ventas que ni en Navidad!”.
Humildad. “Mucha gente nos ha dado las gracias y nos ha dicho que somos héroes. Héroes de super. Sí que hemos estado expuestos, pero un héroe para mí es quien va voluntario a salvar la vida de alguien. Nosotros nos hemos visto involucrados en una situación excepcional y hemos tenido que salir como hemos podido. Los médicos que duplican turnos, los policías que se exponen al peligro sin protección... esos sí son héroes... Nosotros siempre hemos estado protegidos por la empresa”.
Higiene. “En general, la clientela ha sido muy respetuosa con los protocolos de seguridad e higiene. Estas medidas han llegado para quedarse, también en nuestras casas, como quitarse los zapatos antes de entrar”.
Psicología. “Mucha gente mayor estaba muy asustada, incluso comparaban esta situación con la Guerra Civil. Hemos tenido que ejercer de psicólogos para decirles que teníamos unos protocolos de higiene muy estrictos y que todo estaba desinfectado. Después de terminar cada compra, limpiamos exhaustivamente la zona donde el cliente ha puesto las bolsas, el datáfono, la mampara de seguridad.... Esto ha supuesto un trabajo extra para nosotros.
Desgaste. “El otro día, en una conversación con compañeros de trabajo, comentamos que la palabra que más define nuestro estado es el desgaste físico y psicológico. Pero la rueda sigue y vemos que la gente tiene ganas de consumir. No obstante, no debemos relajarnos, porque el virus sigue entre nosotros”.
Lo positivo. “Nos hemos acercado más entre los compañeros. Hemos compartido emociones y lágrimas. También chascarrillos que nos han hecho reír”.
Foto: Mónica San Luis. Mando de tienda en BM Supermercados
MADRES AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS
María Valenciaga
Primera vez. “Soy agente de la propiedad inmobiliaria y trabajo como gerente en una inmobiliaria. Es la primera vez que practico el teletrabajo. Algunas veces me había tenido que quedar en casa si alguno de los niños se ponía enfermo, pero de forma muy puntual. Nunca como una rutina. Al principio me costó adquirir unos hábitos de trabajo, tanto por la situación tan extraña que estábamos viviendo en el confinamiento, como por el hecho de que todo se había parado de golpe”.
Conciliación. “El resto de mis compañeras ha vuelto a la oficina a trabajar, menos dos de nosotras que por dificultades para conciliar seguimos teletrabajando. Mi marido también está trabajando en casa. Ha traído su ordenador de la empresa y se ha instalado en una habitación. Yo me encargo de mis dos hijos mientras trabajo. Es complicado y vas haciendo las cosas un poco a salto de mata. Lo más importante es concienciarse de que no vas a poder hacer todo lo que te propones, porque no llegas. La teoría es fácil, pero en la práctica cuesta, y muchas veces te frustras y te sientes mal. A Alba (2 años) le he tenido que poner la tele muchas veces porque no podía encargarme de ella, ya que estaba haciendo los deberes con Mateo (8 años) y trabajando al mismo tiempo”.
Despacho en el salón. “Trasladamos la mesa de comedor que teníamos en la cocina al salón y compartimos mesa entre mi hijo y yo”.
Lo bueno. “El teletrabajo, en otras circunstancias, me parece una muy buena opción. Creo que requiere más disciplina, ya que puedes tener más distracciones en casa, pero por el contrario, tiene otras ventajas. Por ejemplo, para la gente que tiene su puesto de trabajo lejos de casa, permite combinar el presencialismo y el teletrabajo. Cuando los niños se ponen enfermos, poder tener también esta opción ayudaría mucho. Para ello, deberíamos tener en nuestras casas un espacio habilitable para teletrabajar y disponer de las herramientas necesarias para ello”.
Lo malo. “Es verdad que en estos momentos y con los niños en casa, no existen horarios establecidos y vas mezclando las tareas domésticas, los niños y el trabajo de forma intermitente, y todo a la vez. En unas circunstancias normales, para que el teletrabajo funcione deberían establecerse unas normas, al igual que están reguladas cuando estás en tu puesto de trabajo. Cumples las horas que te corresponden y se respeta ese horario por mucho que uno esté en casa”.
Foto: María Valenciaga Gerente y madre de dos hijos de 8 y 2 años.