El invierno es una de las épocas más agresivas para la piel, con permiso del verano. El frío es el responsable de que la piel se reseque y se muestre apagada o sin brillo. Los vasos capilares se contraen y no llega suficiente oxígeno ni nutrientes a la dermis. Además la piel no se renueva tan rápido y se acumulan las células muertas.

Pero no te preocupes porque hay pequeños gestos diarios que puedes hacer para cuidarte y minimizar los efectos de las bajas temperaturas en la piel.

1. Es importante utilizar un gel de baño que contenga agentes hidratantes y nutritivos. Algunos geles de ducha tienen efectos negativos: eliminan la grasa natural, desnaturalizan la piel de proteínas y aumentan la sensibilización.
2. Utiliza geles de ducha con ingredientes suaves, sin sulfatos ni otros componentes agresivos.
3. Evita el agua demasiado caliente, ya que puede eliminar parte de nuestra barrera protectora de lípidos y proteínas. Esta impide la evaporación del agua y la retiene para que nuestra piel esté bien hidratada. Utiliza agua templada y acorta la ducha.
4. Aplica la crema correctamente. Seca la piel a palmaditas en lugar de hacerlo bruscamente con una toalla, entonces aplica la loción hidratante mientras la piel está todavía húmeda para conseguir una mayor absorción.
5. Utiliza cremas densas o con altos contenidos de aceite. Protegen mejor en invierno.
6. No olvides las manos y cara. Existen cremas específicas para el cuidado de la cara y de las manos.
7. Modera la temperatura del termostato. Los cambios bruscos de temperatura aumentan el riesgo de capilares dilatados o arañas vasculares. Es lo que ocurre al pasar del frío de la calle al calor de la calefacción de un espacio interior.
8. Toma mucha agua. Entre 1-2 litros de agua diariamente para oxigenar y limpiar la piel.
9. Limita el consumo de cafeína, tabaco y alcohol durante todo el año. Repercuten de forma negativa en la salud de la piel ya que generan radicales libres y la resecan.
10. Consume frutas y verduras ricas en vitamina C y antioxidantes.