En invierno, la piel necesita un plus de hidratación. Las cremas hidratantes pueden ayudarte nutriendo y aportando luminosidad a tu piel durante todo el día, pero también cuidándola por la noche.

Así, las cremas hidratantes tienen el objetivo de proporcionar agua a las células de la piel y proteger este órgano de agentes externos: frío, calor, viento, sol, particular, etc. Si las combinas con una rutina de limpieza de rostro eficaz y constante, el uso de una crema hidratante aporta grandes beneficios:

• Equilibra los niveles de agua de la piel
• Mejora de la elasticidad, firmeza, luminosidad y suavidad del cutis.
• Previene la aparición de sequedad y e imperfecciones.

De día: despierta la luz en tu cara

¿Te notas la piel seca y apagada al despertar? Te recomendamos una crema hidratante que contenga vitamina C (antioxidante) y ácido hialurónico (un gran receptor de agua y agente humectante) para revitalizar y potenciar la hidratación instantánea de la piel.

Del mismo modo, es conveniente buscar una fórmula ligera, que se funda rápido con tu piel, sin dejar residuos pegajosos ni grasos.

De noche: ataque a arrugas y líneas de expresión

Despierta con una piel más suave y radiante con una crema facial de noche que contenga vitamina A (retinol), que contribuye a mejorar visiblemente arrugas y líneas, manchas y poros.

Se absorbe rápidamente y trata las capas más profundas de la superficie de la piel para que despiertes cada mañana con una piel más radiante.

Otros componentes interesantes en una crema hidratante son: vitamina B3 (niacinamida), aloe vera, aceites naturales (almendra, oliva, rosa mosqueta, etc.), glicerina, ácido láctico y colágeno, que, en general, ayuda a atenuar el aspecto apagado de la piel, favorecen un tono más homogéneo y contribuyen a su reparación.

Además, conviene que las cremas hidratantes, en especial las de uso diario, contengan un factor de protección solar (FPS) de, al menos, un 30.