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Running

Running con niños: ¿cuándo comenzar?

El running es una de las mejores actividades físicas de carácter cardiovascular que se pueden practicar, aporta grandes beneficios para la salud (fortalece el corazón, reduce el peso y mejora la capacidad pulmonar, entre otros) y, lo mejor de todo, es apto prácticamente para todo el mundo y todas las edades.

Los niños no son ajenos a este deporte. De hecho, jugar y correr son sinónimos para ellos, y es habitual que, desde bien pequeños, se lancen a corretear por todos lados casi sin haber aprendido a mantener el equilibrio; para ellos es un juego en el que tratan de explorar el mundo a toda velocidad.

Precisamente ese carácter de ‘juego’ es una de las claves para que los niños se aficionen a correr a medida que crecen. La educación física en la escuela también ayudará a fomentar esta actividad, reduciendo las posibilidades de llevar una vida sedentaria. Según un estudio del Consejo Superior de Deportes (CDS),la actividad deportiva desciende notablemente a partir de los 12 años, por eso es importante fomentarla antes y durante esa edad.

Aunque a priori el running puede parecer una actividad demasiado intensa para un niño, lo cierto es que, si se realiza de forma moderada, es un ejercicio altamente recomendable para los niños a partir de los 5 años.

Sin presión se corre mejor

Eso sí, hay que tener presente que a esas edades no se recomienda realizar un entrenamiento específico intensivo para competir, ya que se corre el riesgo de crear un sentimiento de obligatoriedad, lo que a su vez podría causar un rechazo hacia cualquier actividad deportiva.

Las sesiones de running tienen que ser cortas y ligeras: entre 500 y 1.000 metros a un ritmo muy lento. Además, hay que tratar de evitar las competiciones de velocidad. No obstante, se puede hacer algún sprint corto, siempre dando a entender que son juegos y vigilando con atención la fatiga o la dosis de ejercicio que han realizado ese día.

Otro buen consejo para que el running en familia sea una actividad divertida y atraiga a los niños es practicarlo en espacios abiertos: un parque, una zona de bosque, en la playa, etc.

Al principio hemos mencionado algunos beneficios físicos de practicar running, pero para los niños también hay otros beneficios psicológicos que van unidos a esta práctica, y al deporte en general.

El más destacado, posiblemente, es que sienta la base de unos hábitos de vida saludables: como llevar una alimentación equilibrada o hidratarse regularmente, por ejemplo. También fomenta el esfuerzo, compromiso y motivación, así como el desarrollo de estrategias para manejar la frustración o el estrés.

Como ves, no hay excusa para salir a correr con tu hijo/a. En el próximo post profundizaremos en los beneficios de practicar running con niños y explicaremos algunos ejercicios y rutinas que se pueden seguir en función de la edad.