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Alimentación saludable

Mozzarella y Burrata: diferencias y propiedades de los dos quesos frescos italianos más apreciados

Blancas, lisas por fuera y tiernas por dentro, la mozzarella y la burrata son dos perlas de la gastronomía italiana, que cada vez se consumen más en nuestro país. A pesar de ser productos diferentes, es muy difícil distinguirlos a simple vista: la diferencia se aprecia cuando se cortan con un cuchillo.

En cuanto a su procedencia, la mozzarella tiene su origen en la región de Campania, al suroeste de Italia, mientras que la burrata proviene de la región de Puglia, situada en la parte sureste del país.

Tanto la mozzarella como la burrata son quesos frescos elaborados con leche de vaca, aunque pueden también elaborarse con leche de búfala. Ambos se fabrican a partir de pasta hilada, que se consigue sometiendo la cuajada a altas temperaturas para después estirarla y darle la forma deseada.

La mozzarella está compuesta en su totalidad por esta pasta hilada, mientras que la burrata solo la contiene en el exterior, formando esa capa superficial un poco sólida a modo de corteza que alberga en su interior su relleno tan característico: es una mezcla de pasta hilada con nata y que recibe el nombre de stracciatella.

En cuanto a su sabor, ambos son quesos muy suaves, pero la cremosidad extra de la burrata le aporta un toque aún más ligero.

Diferencias nutricionales de la mozzarella y la burrata 

La composición no varía mucho de una a otra. La principal diferencia es que la mozzarella es más baja en grasa por no contener nata.

  • Ricos en proteínas: Ambas contienen hasta seis veces más proteínas que la leche de vaca. Por tanto, es una buena alternativa para incluir en nuestra dieta, junto a huevos, pescados, carnes o legumbres.
  • Menos grasos que otros quesos: Al ser quesos frescos contienen una mayor concentración de agua que los sometidos a un proceso de curación. Así, la mozzarella tiene aproximadamentela mitad de grasa que un queso curado.
  • Ricos en minerales: Calcio, fósforo, selenio y zinc son los más abundantes. Contribuyen a mantener la salud de los huesos y mejoran la absorción de vitamina B12, entre otros.
  • Alta concentración de vitaminas: Vitamina B12, B2 y A. La vitamina B12 o cianocobalamina es necesaria para el crecimiento, y también facilita la síntesis de glóbulos rojos, imprescindibles en el transporte de oxígeno por la sangre. La vitamina B2 o riboflavina interviene en el desarrollo del feto, además de en procesos de obtención de energía. La vitamina A o retinol contribuye al mantenimiento de las mucosas, la piel y la visión en buenas condiciones.
  • Versatilidad en la cocina: Su sabor suave y delicado los convierten en ingredientes perfectos para pastas, pizzas o ensaladas.

Con el verano encima, una idea de plato fácil, rápido y nutritivo es una ensalada Caprese, que se prepara laminando un tomate y una mozzarella, y aliñándolo con sal, aceite de oliva virgen extra y unas hojitas de albahaca. ¡Que aproveche!

  Rocío Narbaiza: Farmacéutica & Nutricionista