INVICTA

6 Dejaste la interpretación al ser madre para poder criar a tus hijas. ¿En algún momento te has arrepentido? Sí, me he arrepentido muchas veces, pero también es cierto que volvería a hacerlo y volvería a arrepentirme mil ve- ces. Fue una decisión que forma parte de mi forma de ser. Hubiese sido una locura luchar contra ella, pero también me da rabia ser así. Todavía, como somos las madres muy de flagelarnos, cuando veo las fotos de las niñas de pequeñas, me digo que tenía que haber pasado más tiempo con ellas… y mi madre me dice que soy tonta (risas). Han creci- do muy rápido y siento melancolía de tener a las peques chiquititas. ¿Cómo es Raquel Meroño como madre? Yo doy mucho, y soy muy per- misiva, pero también exijo mucho. Y he trabajado mucho la confian- za con ellas, me lo cuentan todo. Sus amigos y amigas vienen a casa a hacer sus fiestecitas y me encanta… Prefiero que estén en casa a que estén por ahí. Les doy libertad y mucha confianza y hacen buen uso de ella. También hemos trabajado mucho la inteligencia emo- cional. Son unas niñas que saben gestionar muy bien sus emociones. ¿En qué te ha cambiado la maternidad? Cuando eres madre el foco ya no está en ti, sino en otra persona. En mi caso, en dos. Y está muy bien, porque hay veces que te aburres de ti misma y la ma- ternidad te quita la tontería. Tam- bién te da un poco de vértigo sa- ber que tienes que sacar adelante a tus hijas, pero al mismo tiempo te da fuerza. Te vuelves mucho más leona y pierdes el pudor. A mí ya nada me da vergüenza. ¿Fue duro criar a dos niñas a la vez? No, porque lo hice muy acompa- ñada. Estaba mi exmarido y ade- más me fui a vivir cerca de mis padres. Mis hermanas también me ayudaron mucho y tenía ayu- da en casa. Lo hicimos todo muy en pandilla. Mi familia es uno de los regalos que me ha dado la vida. Estamos todo el día dicien- do lo importante que es la familia, pero no todo el mundo tiene la suerte de que le toque una buena familia. Hay cada una por ahí. ¿Cómo se sobrevive a un divorcio? Nosotros nos llevamos bien. Deci- dimos seguir siendo una familia, aunque ya no fuéramos pareja. De hecho, todos los veranos compartimos el chiringuito que tenemos en Tarifa. Las niñas cuando van allí saben que es un momento para com- partir en familia, independientemente de que sus padres ya no sean pareja. El éxito de un buen divorcio es dejarlo cuando todavía estás queriendo mucho a tu pareja y no le has faltado al respeto. ¿Qué es lo que has aprendido de esta ruptura? Que para ser fe- liz tienes que tomar decisiones que en el momento son do- lorosas, pero que luego te hacen infinitamente feliz. No pue- des estar al lado de alguien ni hacer cosas por tus hijos, ni por la familia, ni por la sociedad… Hay que ser fiel a una misma. Tus hijas están estudiando en Estados Unidos. ¿Has sentido el síndro- me del nido vacío? Mis hijas acaban de cumplir 16 años. Una está estudiando en California y la otra en Nebraska. Lo llevamos muy bien. Ellas están encantadas y felices porque es una experiencia tan bonita. A mí me ha dado mucho tiempo libre y estoy muy ocupada con mis proyectos. No he sentido el nido vacío en ningún momento. Para nada. Además, estamos muy conectadas vía WhatsApp. Antes cuando te ibas de casa para estudiar llamabas una vez a la semana. Y rápi- do, porque era carísimo. Ahora es otra cosa. Se mantiene mucho la cercanía y eso que procuro no abusar para que vivan realmente su experiencia y pue- dan desconectar de aquí y de mí, por- que soy un poquito sobreprotectora y ahora estoy intentando soltar un poco el cordón umbilical para que espabilen. La serie 'Al salir de clase' te convirtió en uno de los rostrosmás populares de los 90. ¿Fue una época de luces y sombras? Fue un juego auténtico. Un sueño. Aprendí jugando y fue divertidísimo. Nunca se me fue la olla. Así como otros compañe- ros empezaron a comprar cosas y a gas- tar, yo invertí lo que ganaba muy ase- sorada por mi familia. Mis padres me anclaron en el suelo y no me dejaron que se me fuese la cabeza con nada. Fue una de las grandes épocas de mi vida. ¿Cómo gestionaste la fama en aquel mo- mento? Muy bien. Era como ser una rock & roll star. A mí la gente no me agobiaba. Siempre me han demostrado mucho cariño. ¿Te importa lo que la gente piense de ti? Pues cada vez menos, pero es que he tenido mucha suerte y siem- pre he recibido mucho cariño. In- cluso en las redes, no tengo haters. Entraste en MasterChef Celebrity dicien- do que no sabías ni freír un huevo. Y lo ganaste. ¿Consigues siempre lo que te propones? Sí, pero porque no suelo mar- carme metas inalcanzables. Soy muy sensata. No me pongo a soñar con que quiero ir a Hollywood. Participar en MasterChef Celebrity ha sido muy má- gico. Me ha servido para demostrarme a mí misma cómo soy y también a mis hi- jas, y encima lo ha visto todo el mundo. Me ha sorprendido a mí misma lo bien que he gestionado mis nervios traba- jando bajo presión. Yo pensaba que era “SOY MUY SENSATA. NO ME PONGO A SOÑAR CON QUE QUIERO IR A HOLLYWOOD”.

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